domingo, 26 de julio de 2009

TRECE REGLAS PARA INSTRUCTORES EN AIKIDO,POR KOICHI TOHEI




1. El Aikido nos revela el camino de unificación con el Universo. Coordinar cuerpo y espíritu y hacerse uno con la naturaleza misma es el propósito principal del entrenamiento en Aikido.

2. Así como la naturaleza ama y protege todo lo creado y ayuda a todas las cosas a
crecer y desarrollarse, asimismo debemos enseñar a todas los estudiantes con sinceridad y sin
parcialidad ni discriminación.

3. No existe discordia posible en la verdad absoluta del Universo, pero sí la hay en el
campo de la verdad relativa. Contender con otros y vencerles sólo acarreará una victoria
relativa. No contender y vencer a pesar de ello es una victoria absoluta. Ganar sólo una
victoria relativa lleva más tarde o más temprano a la inevitable derrota. Mientras practica para
fortalecerse, aprenda cómo puede evitar luchar. Aprendiendo a derribar a su oponente y gozar
de ello y asimismo a ser derribado y también gozar con esto, así como ayudándose
mutuamente en el aprendizaje de las técnicas correctas, usted progresará rápidamente.

4. No critique las otras artes marciales. La montaña no desprecia al río porque corre
por su cauce, ni el río habla despreciativamente de la montaña porque ésta no puede moverse.
Todas las cosas tienen sus propias características y ganan su propia ubicación en la vida.
Hable usted mal de los demás y la maledicencia volverá a usted.

5. Las artes marciales comienzan y terminan con reverencias, no sólo en el aspecto
exterior, sino también en el corazón y la mente. Respete usted al maestro que le enseñó y no
deje de agradecerle en especial al fundador del Aikido, quien enseñó el camino. Aquel que
deje de hacerlo no debe asombrarse si sus alumnos no lo respetan.

6. Manténgase alejado del falso orgullo. Este no sólo detiene su progreso sino que le
hará retrogradar en el camino. La naturaleza es ilimitada; sus principios son profundos. ¿De
dónde proviene el falso orgullo? Proviene del pensamiento superficial y un compromiso de
pacotilla con sus ideales.

7. Cultive la calma espiritual que proviene de incorporar nuestro cuerpo al Universo
manteniendo fijo el punto Uno del abdomen inferior. Usted debe saber que la estrechez de
miras es vergonzosa. No discuta con los demás simplemente para defender sus propios puntos
de vista. La razón es la razón, el error es siempre una equivocación. Juzgue con calma lo
cierto y lo erróneo. Si usted se convence de haberse equivocado, acéptelo como un hombre y
discúlpese. Si encuentra una persona superior a usted, acepte con cariño sus enseñanzas. Si un
hombre está equivocado, explíquele calmosamente la verdad esforzándose por hacérsela
comprender.

8. Un gusano de una pulgada de largo tiene un espíritu de ese tamaño. Por tanto, no desprecie
a nadie ni hiera su auto respeto. Trate con respeto a cualquier hombre y él le respetará también.
Búrlese de él y él a su vez se burlará de usted. Respete su personalidad y escuche sus puntos de vistay le seguirá alegremente.

9. No se enfade con facilidad. Enfadarse muestra que usted ha perdido el punto Uno del
abdomen inferior, su mente no se halla ya allí. En el Aikido la ira es algo vergonzoso. No se
encolerice por su propia cuenta. Sólo debe encolerizarse al defender los derechos de la naturaleza o su patria en peligro. Concéntrese en el punto Uno y encolerícese con todo su cuerpo. Debe usted saber que quien se encoleriza fácilmente pierde valor en los momentos importantes.

10. No ahorre esfuerzos para enseñar a sus alumnos. Usted progresa conjuntamente con sus
alumnos. No sea impaciente cuando está enseñando; nadie puede aprender todo perfectamente al mismo tiempo. La perseverancia es importante en la enseñanza, como lo son la paciencia, bondad y la capacidad de colocarse en el lugar de sus propios alumnos.

11. No sea un instructor altivo. Los alumnos aumentan sus conocimientos mientras obedecen
al maestro. Es una de las características del entrenamiento en Ki que el maestro también progresa enseñando a sus alumnos. La enseñanza requiere una atmósfera de mutuo respeto entre estudiante y maestro. Cuando usted contempla a un hombre altivo ve un pensador superficial.

12. Al practicar no exhiba su fortaleza sin una razón valedera para no despertar resistencias en
la mente de los circunstantes. No discuta acerca de la fortaleza propia o ajena; enseñe correctamente
las cosas. Las palabras por sí solas no bastan para explicar adecuadamente. Algunas veces es posible explicar con mayor efectividad permitiendo al alumno derribarnos. No detenga el movimiento del alumno a mitad del camino o el Ki de él, pues esto le provocará malos hábitos. Esfuércese siempre, con palabras y hechos, en inculcarle el Ki correcto y el arte del Aikido.

13. Todos sus actos deben efectuarse con plena convicción. Si estudiamos cuidadosamente el
principio del Universo y lo practicamos de igual manera, él nos protegerá. Nada debemos temer sin dudar siquiera. La verdadera convicción proviene de la creencia de hallarnos incorporados al
Universo. Debemos tener el coraje de decir como Confucio: Si mi conciencia está tranquila puede
enfrentar a un ejército de diez mil hombres.

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