por Stanley Pranin
Recientemente, asisti al cine local para ver dos películas de los Hermanos Marx, Recordé que de joven vi varias de sus películas y las recordaba como hilarantes, Por lo que anticipaba una agradable tarde. Pero mi reacción como adulto, resulto ser un poco diferente. Lo que capto mi atención en particular fue el detalle de negatividad más que de humor en si. Muchos de los diálogos “cómicos” incluían insultos, amenazas, y en general, comentarios pesados, cargados de insinuaciones. Esto desencadeno un proceso de donde comencé un inventario de aquellas cosas que normalmente consideramos “graciosas” y encontré que un número sorprendente de ellas, eran sutiles formas de ataques o contraataques verbales.
Los ataques verbales, como cualquier otra forma de comportamiento agresivo, implican dos elementos, la victima y el atacante. Filosóficamente hablando existe muy poca diferencia entre esta forma de ataque con palabras y un ataque físico. El Aikido, en un sentido más amplio se refiere a la identificación y neutralización de ambos tipos de agresión.
Cuando se practica en el tatami, aprendemos a reconocer y armonizar con el ataque del oponente, de tal manera que no resultemos dañados y donde sea posible, evitar daña al atacante. Aikido es, de esta manera el camino de autodefensa donde no existe la victoria o derrota. Los términos “victoria” y “derrota” pertenecen al campo de competencia, y son aplicados cuando existe un conflicto de intereses.
El Aikido no tiene que ver con la realidad, de una manera dualística y exclusiva. La definición de Aikido como “El arte de no derrotar” no es meramente de forma semántica. Nosotros como parlantes del habla inglesa y consecuentemente como hijos del pensamiento de Aristotélico, estamos acostumbrados a un mundo de términos polarmente opuestos, ejemplo; “bueno-malo”, “mas-menos”, “con-sin”, etc. El proceder de esta manera ha sido dramáticamente utilizado por el hombre en vastos campos de ciencia y tecnología, los cuales están basados en el método científico. No obstante existen muchas áreas donde, este método de percibir la realidad es inadecuado, ineficiente y causa tensión, Hay aspectos de las relaciones interpersonales donde por ejemplo; ver las cosas de manera binaria puede frustrar las comunicaciones y perpetuar el conflicto.
Como practicantes de un Aikido verbal, nos hacemos cada vez más capaces de detectar un ataque de este tipo. ¿Cuál es el tono del hablante?, ¿Cuál es son las intenciones implícitas en los comentarios?, ¿Hay alguna otra seña, como su lenguaje corporal que revelen el estado del hablante?, Preparados con una comprensión profunda, de manera racional e intuitiva de la naturaleza de la violencia verbal y sus señales presagiando lo que pueda pasar en un incidente, podemos influir el curso de la conversación y llevarla fuera de áreas peligrosas mediante el uso hábil del lenguaje y así minimizar la negatividad. Una apreciación del rol que juega el humor dentro de las comunicaciones humanas nos podrá dar pistas valiosas para la regular eficazmente el delicado balance que es tan importante en las relaciones verbales.
Fuente: Aikido journal
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